La culpa es de Cenicienta. Pareciera que su historia ha impreso en nosotros esta pareja como indestructible. De hecho, hace un rato que hago el esfuerzo por pensar otras hadas madrinas que no sean la de Cenicienta y no se me ocurre ninguna. Sin embargo, en algún momento de nuestra historia alguien nos hizo comprender que para cumplir un sueño era necesario tener un hada madrina.
Diana, mi muy querida madrina, no es un hada. Con lo cual yo me di por desahuciada irremediablemente.
Cuando me tocó a mí ser madrina, intenté por todos los medios engañar a mis ahijados para que nunca descubrieran mis nulas habilidades con la magia. Creo que con los años han descubierto que no soy un hada, qué decepción.
Pero no todo está perdido. Una vez más Cenicienta nos engañó. Los sueños se cumplen, a pesar de la carencia de hada madrina. No es que tenga las pruebas fehacientes del caso, pero qué sé yo, una intuición quizás. Un día soñé con trabajar de lectora, y hoy me sorprendo leyendo apasionadamente en mi horario de trabajo.
Será cuestión de no perder las esperanzas, ni con los sueños pequeñitos, esos que de repente se cumplen casi sin que recordáramos su existencia, ni con los otros, los que nos aguardan en el futuro y a veces se confunden con una carroza de calabaza o un zapatito de cristal.
Brindo por los sueños por cumplir!!!!!Y será como con las brujas… No existen, pero que las hay, las hay…
Ojalá!!! Besos
Las hadas no existen.
(¿Se nota que tengo que estudiar? Ya es el tercer comentario seguido que te dejo)
Ah, y las hadas no existen.